Dejarte ir

 

Igual que el oleaje,

que va y viene,

que nos atrapa con su sonido mágico

y con la sensación de sorpresa en la piel

al acercarnos,

para luego soltarnos y

volver al inmenso mar.

Pienso en dejarte ir,

mientras me alejo.

 

Frío, cálido, intenso, calmado.

Da igual, siempre me embrujas.

Siempre te miro sorprendida

por la belleza de tu  libertad.

O quizás de la mía, al proyectártela.

 

Me voy. Sabiendo que volveré…

Otro día, con mesura,  sin buscarlo.

O para encontrarlo, disfrazada de razones.

Y sin nada en las manos, también.

Tal vez hablo del mar o de ti. Ya no lo sé.

 

No quiero reconocerlo, por protegerme,

sería si fuera,  demasiado complejo.

Aunque el cuerpo siempre habla.

Con miradas llenas de complicidad,

manos, posadas más de la cuenta

y abrazos que arropan de verdad. 

 

Igual queremos que se note, lo justo.

Igual no podemos evitarlo.

Igual es una fantasía mía.

Igual no se te escapa la ternura entrelazada con tus palabras,

ni tu risa mientras jugamos a enredarnos.

Igual no es nada. A ti te gusta seducir. Solo eso.

Igual me convenzo una vez más para no verte

y esperar que el tiempo diluya este oleaje interno.

Igual lo consigo, adormecerme y dejarte ir.

Igual me zambullo de nuevo, en mi calma.

 

 

Elisa Peinado-Psicóloga en Zaragoza